¿Quién era Hermann Ebbinghaus?
Hermann Ebbinghaus comenzó sus estudios sobre la memoria investigando su propia capacidad memorística. Basándose en la idea de que recordar algo implica una asociación entre ideas por los rasgos que comparten decidió poner-lo a prueba sobre la memoria.
Seleccionó una serie de sílabas sin sentido para repetir y memorizar para eliminar la influencia del significado sobre la memoria. Controló las condiciones en que éstas se repetían: la hora del día, número de repeticiones, cantidad de sílabas que se recordaban, etc. Introdujo los análisis cuantitativos precisos de tipo estadístico en el estudio de la memoria.
Creó 2.300 sílabas carentes de significado (para evitar, así, el efecto de asociación que hemos comentado), las agrupó en listas y registraba cuántas recordaba.
Procedimiento:
Leía una de las listas deteniéndose durante una fracción de segundo en cada sílaba. Realizaba una pausa de 15 segundos y procedía con la siguiente lista hasta que podía recitar una serie rápidamente y sin errores.
Conclusiones:
El material con es recordado durante un tiempo diez veces mayor que el carente de significado y hace falta menos tiempo para reproducir la información que se ha estudiado con empeño. Vio que las primeras y las últimas repeticiones eran las más eficaces para memorizar las listas (los efectos de primacía y recencia). Dedujo que se tarda más en olvidar la información que hemos pasado un mayor tiempo memorizando, ya que reproducimos de una forma más fiel la información justamente después del aprendizaje.
Olvidamos muy rápidamente durante la primera hora tras el aprendizaje y se va suavizando la curva de olvido según va pasando el tiempo. Así pues, pasadas nueve horas tras el aprendizaje habremos olvidado aproximadamente un 60% de la información hasta que, finalmente tras 24 horas, alcanzaremos dos tercios de "olvido".
Sin embargo, también tenemos que tener en cuenta que estos datos (que estudiamos y ahora hemos olvidado) los vamos a poder reaprender muchísimo más rápido y con mayor facilidad si en un futuro nos vuelven a hacer falta.
A partir de los resultados construyó la curva del olvido, un gráfico en el que representó el porcentaje de sílabas recordadas después de diferentes intervalos de tiempo.